- Doctor, ¡ya no aguanto más! A pesar de todos mis esfuerzos, mi marido no me hace caso. Desde que nos casamos, él sólo habla de su mamá, que si mi madre tal, que si mi madre cual, ¡es como si yo no existiese!
El psicólogo le pregunta si ya probó con una cena especial.
-Sí, pero no ayudó nada.
- Tengo una idea, señora. Si hay un lugar donde su suegra no puede rivalizar con usted, es en la cama. Esta noche se viste con un vaporoso negligé y camisón negro de encaje, todo transparente. Además póngase medias, un tanga y liguero negro, el color negro es muy sexy y excitante, maquíllese, use tacones de aguja, negros obviamente, además coloque sábanas de seda, con ese ambiente seguro que no resiste. Si puede coloque unas velas en vez de la luz eléctrica.
La despampanante joven siguió todo el plan al pie de la letra, sin olvidar ningún detalle. Sentía un leve rubor en todo su cuerpo al preparase para su esposo. La verdad es que ella misma nunca se había sentido tan sexy, provocadora y voluptuosa. Al llegar el marido adopta una postura provocativa, él entra a la habitación, la ve y, gritando, pregunta con cara de desesperación:
-¿Por qué vas de negro? ¿Le ha pasado algo a mi madre?
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